El sueño de Yolima era ser una gran astronauta, reconocía que era una tarea muy difícil y mucho más en un mundo en donde el hombre había logrado ganarse los mayores méritos en la ciencia.
Pero bien, durante los años de su crecimiento estudio con esmero; inclusive a veces eran noches enteras sin dormir intentando ganarse la beca para estudiar en la universidad de Oxford.
El día en el que la joven se ganó la beca tan esperada, lloro abrazando a su madre y recordando al padre quien ya había muerto hace algunos años.
Es así como por años fue la estudiante más destacada dentro de la universidad, ganándose un lugar para hacer su tesis final en los centros especiales de la NASA.
Luego de vivir esa gran alegría de conocer a los más profesionales astronautas del mundo y compartir los lanzamientos que se hacían cada semestre al espacio exterior solo le quedaba esperar a que fuera su turno.
Siempre miraba a las estrellas en el espacio; y con lágrimas en sus ojos recordaba el día en que su padre en aquel hospital a punto de morir de cáncer le dijo:
- Hija toda la vida luche por darte lo que necesitabas y siento que ahora ya eres toda una señorita con la capacidad de comprenderme, mira hacia aquella ventana ¿ves el cielo? Si, hija, Yolima, halla estaré desde mañana, cuando quieras visitarme solo mira hacia las estrellas y si quieres tocarme algún día, tendrás que ser una gran astronauta.
Yolima sabía que ese día se acercaba.
Todo estaba preparado estaría acompañada en su lanzamiento con 3 de los mejores astronautas; irían a arreglar uno de los satélites que se encontraba con fallas en la estacion internacional. Era la única mujer en el equipo de trabajo y eso la enorgullecía aún más.
Cuando se preparó en la cabina de la nave o cohete mejor, suspiraba pensando en ese momento y su gran logro.
9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2,1 y el despegue había iniciado su emoción junto con el vértigo se apoderaron de ella, todo marchaba perfectamente, hasta que luego de 20 segundos un compañero grito:
¡estallo el motor número 3; ¡oh por Dios, la fase 2!
Inmediatamente Yolima se comunicó con tierra, pero al parecer también había un corto provocado por el estallido.
- ¡suelten, suelten la cabina 2!
Y fue así como luego de hacerlo; hubo otros dos estallidos más fuertes.
Yolima abrió los ojos y se encontró con la furia del sol que penetraba por su casco; voltio y solo vio arena y más arena, miro hacia el otro lado y se encontró con el paracaídas abierto totalmente. Grito fuertemente, y luego al pararse reflexiono sobre el desastre y la tragedia; no se veía vida por ningún lado y sabía que estaba en algún lugar del desierto de Texas.
Así caminando por 2 horas buscando ayuda; su cuerpo se fue deshidratando, el calor llegaba hasta los 45 grados centígrados y no tenía provisiones para sobrevivir. En la noche, acostada boca arriba contemplo lo majestuoso de la noche y su cielo, derramo una lágrima pidiéndole perdón a su padre por no haber logrado visitarlo.
En la mañana ya estaba resignada a morir. Si no tomaba agua seria su fin; dio sus últimos pasos y cayó sin fuerzas, fue así como por instinto empezó a arrastrarse tal vez esperando su muerte.
Pero de pronto su mano toco liquido; no lo podía creer, dio su último empujón y contemplo un pequeño lago, que se llenaba con el agua de un riachuelo proveniente de una roca, con sus labios quemados y su cara roja se asomó al lago y vio cómo se reflejaban las estrellas en el lago. Con mucha alegría y felicidad toco el agua, se dio cuenta de que estaba tocando el cielo donde vivía su padre. Tomo agua vorazmente y agradeció a su padre por darle nuevamente vida mientras ella sentía que lo visitaba.
Roberto Andrés Lozano
Julio 2008
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