Ayer me volviste a escribir;
la alegría broto por mi rostro,
dijiste:
“lo que la distancia separa, el amor lo une en su nombre”
esas palabras sonaron tan exactas,
que siento, aunque estemos lejos,
que Nuestros pensamientos nos mantienen unidos.
Estas, tal vez trabajando y pensando en mí;
yo estoy aquí pensando en ti y
tal vez trabajando.
Las distancias nunca medirán
a un amor ni al destino;
tenemos a favor lo que
sentimos y a la existencia
que nos permitió encontrarnos.
Acepto que para verte tuve obstáculos;
si, casi no llego a tu pueblo,
tenía en contra hasta mi bolsillo,
la terminal con muchas personas,
la distancia y hasta a mí
mismo que no sabía lo que iba a ocurrir.
Ahora me toca aceptar que
después de conocerte, debo
de tener paciencia para
verte por segunda vez.
Quisiera que fuera ya,
que llegaras a mi ciudad,
nos miráramos con la
ansiedad acumulada,
nos acercáramos y rompiéramos
la distancia con un fuerte abrazo,
que ese abrazo,
sea el sello de lo que está por suceder;
una nueva historia que escribiremos
los dos con la voluntad de nuestros labios.
No pensemos en nada más,
no existen razones suficientes
para no estar juntos.
Solo nos separa la distancia;
pero bien, tú lo has dicho,
ella es poca frente a lo
que podemos sentir.
Ahora me resta sumar
el tiempo y los días,
para que dividamos los obstáculos,
multipliquemos los abrazos
y dejemos como resultado lo que nuestros
Corazones deseen.
ROBERTO ANDRES LOZANO